Energía administrada

Geotérmica

La energía geotérmica aprovecha el calor almacenado en las capas inferiores de la corteza terrestre. Este calor se aprovecha al inyectar agua a las capas inferiores de la tierra, esta se convierte en vapor al calentarse en el subsuelo, luego se extrae este vapor, el cual se aprovecha para hacer girar una turbina y de esta forma obtener electricidad.

Los yacimientos se aprovechan dependiendo de su entalpia (o cantidad de calor que intercambia con el medio). Para los casos de aprovechamiento de electricidad se requieren yacimientos de alta entalpía. La generación de electricidad se hace comúnmente con un sistema de conversión directa. Estos sistemas funcionan al inyectar agua de un tanque al yacimiento geotérmico, este vapor pasa por un separador de partículas (a modo de filtro) que luego acciona una turbina de vapor. El vapor que sale de la turbina luego se condensa y enfría, posteriormente regresa al tanque de agua para repetir el ciclo.

En cuanto a las ventajas de esta tecnología, estas son principalmente económicas y ambientales. La reducción en el uso de combustibles fósiles, la reducida cantidad de residuos generados, y la sostenibilidad del recurso utilizado a largo plazo.

Las desventajas e impactos de esto se encuentran más que todo en las etapas de exploración y construcción, ya que se requieren caminos de acceso lo que ocasiona la destrucción de bosque o áreas similares. En la etapa de operación se vierten desechos gaseosos a la atmósfera, si bien es cierto las cantidades son reducidas -principalmente comparadas con las plantas de combustibles fósiles-, estas incluyen dióxido de carbono y sulfuros de hidrógeno, con trazas de otros contaminantes que se deben tratar antes de ser expulsadas. De forma similar existe riesgo de contaminación de aguas subterráneas y superficiales debido a las trazas de contaminantes indicadas previamente. Este riesgo se puede mitigar al tratar el fluido de trabajo para retirar estos contaminantes.

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